• Inicio
  • Blog
  • Lo difícil que es elegirte cuando sos vos la que se posterga

Lo difícil que es elegirte cuando sos vos la que se posterga

Hay postergaciones que no vienen del afuera, sino de lo que venís cargando en silencio. Esta reflexión habla de ese freno interno que nadie nombra… y de lo que empieza a pasar cuando te animás a mirarte de verdad.

Lo difícil que es elegirte cuando sos vos la que se posterga
Hay un tipo de postergación que casi nadie nombra. No es la que aparece cuando tenés hijos chicos, mil responsabilidades o una agenda que te come el día. Es otra. Más silenciosa. Más íntima.
Es ese momento en el que sabés que necesitás un cambio… y aun así lo vas pateando.
No hay excusas afuera. No hay alguien que te quite tiempo. De hecho, si quisieras, podrías empezar hoy mismo. Y sin embargo… no empezás.

A mí me pasó muchas veces. Me decía “esta vez sí”. Esta vez me voy a elegir. Esta vez voy a sostenerme. Esta vez voy a empezar eso que tanto quiero cambiar. Y después… no lo hacía. No era que no quisiera, ni que no supiera cómo. Y tampoco porque me faltara voluntad. Era otra cosa: había emociones adentro mío que yo no estaba pudiendo mirar. Pero en ese momento yo no lo veía así. Yo pensaba que era una falla mía. Que no tenía constancia. Que siempre me pasaba lo mismo. Y me hablaba de una manera que no me ayudaba en nada. Hoy entiendo que no era falta de compromiso. Era que había cosas mías que todavía no podía ni mirar.

Cuando estás cargando tristeza vieja, culpa, agotamiento, bronca o vergüenza… no hay fuerza de voluntad que alcance.
Tu energía no está disponible para crecer: está ocupada sosteniendo lo que duele. Y eso no se nota desde afuera. Desde afuera parecés bien, normal, funcional. Pero adentro había una sensación que no sabía ni explicar. Ese tipo de postergación es una señal. Una forma de decirte: “Hay algo que no estás pudiendo mirar.” Y no es algo que una elija. Sale solo.
Es una manera que aprendimos para no mirar lo que nos dolía.

Yo lo viví así durante años. Sabía qué cosas tenía que cambiar, pero no podía sostener nada. Avanzaba, retrocedía, me frustraba. Y no entendía por qué. Todo empezó a cambiar cuando empecé a conocerme. Cuando dejé de mirar para afuera y empecé a preguntarme de verdad qué me estaba pasando adentro. Cuando me animé a ver qué emoción aparecía en mí cuando quería empezar algo nuevo. Qué miedo se activaba. Qué herida vieja tocaba. Ahí entendí algo que me abrió los ojos: postergarme era mi manera de evitar sentir. Evitar el miedo. Evitar la tristeza. Evitar la culpa. Evitar enfrentar partes mías que no quería reconocer.

Y cuando entendí eso… algo se liberó. Y no fue de un día para el otro, ni tampoco sabría decirte en qué momento hice el clic. Solo sé que algo cambió adentro mío y me empecé a elegir en cosas chiquitas. Fue un proceso. Y lo empecé a hacer como pude, sin exigencias y sin castigarme. Empecé a animarme, a decirme la verdad sin juicio. A reconocer qué emoción estaba escondiendo sin darme cuenta. A dejar de esconderme de mí misma. Y ahí, de repente, elegirme empezó a sentirse posible. Algo adentro mío estaba cambiando. Estaba volviendo a conectarme conmigo.

Por eso hoy puedo sostener cosas que antes no podía. Porque ya no estoy peleada conmigo. Porque ya no me dejo para después sin pensarlo. Porque ya puedo sentir sin desbordarme. Porque ya puedo nombrar lo que me pasa sin sentir que me va a doler.

Y por eso también hoy puedo acompañar a otras personas desde un lugar distinto. No porque me las sepa todas, sino porque estuve ahí, lo viví. Porque me caí mil veces, me frustré, me abandoné y volví a empezar. Porque un día me volví a encontrar conmigo después de años de evitarme, de no escucharme, de no verme.

Esta semana estuve hablando de este tipo de postergación. Esa que aparece cuando lo que te pesa no es el afuera, sino lo que venís cargando en silencio. Esa que duele porque querés avanzar… pero algo no te deja.

Si estás ahí… te entiendo de verdad. Yo también estuve. Y no estás sola.

Si sentís que es momento de mirarte un poquito más de cerca, te acompaño.
En las sesiones podemos trabajar esto juntas, sin exigencias, sin juicio.
Comentarios
Unirse a la conversación
Escribe tu comentario…
Aún no hay comentarios en este artículo
Te puede interesar
Accede con tu cuenta de Refugio del Alma Pau
¿Ya tenes cuenta?
Iniciar sesión
Cerrar X